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¿Por qué debemos actuar ante la responsabilidad social y el desperdicio de alimentos?
La responsabilidad en el desperdicio alimentario es una responsabilidad compartida de toda la sociedad, donde productor, distribuidor, administraciones públicas, hostelería/ restauración y consumidores, como agentes de la cadena agroalimentaria, tienen todos su alícuota parte de responsabilidad.
Para la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (La FAO) el problema del desperdicio de alimentos le ha llevado a pedir a los países miembros de las Naciones Unidas que implementen medidas para hacer frente al escenario del 2050. Instan a los gobiernos a implementar acciones dirigidas a cambiar nuestros hábitos de consumo y a caminar a formas de producción más respetuosas con el medio ambiente, equitativas y justas con el fin asegurar alimentos para todos. En esta tarea de buscar estrategias que permitan garantizar alimentación en calidad y cantidad suficiente para todos.
Es fundamental la participación de todos los eslabones de la cadena alimentaria, para garantizar una gestión responsable de los alimentos y de los recursos empleados para su producción.
El desperdicio de alimentos en cifras en el mundo
- 3.300 millones de toneladas de equivalente de CO2 de gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera por año es en lo que se estima la huella de carbono del despilfarro de alimentos.
- 1.600 millones de toneladas es cálculo del volumen mundial de despilfarro de alimentos en el “equivalente de productos primarios”.
- 1.400 millones de hectáreas (el 28% por ciento de la superficie agrícola del mundo) se usan anualmente para producir alimentos que se pierden o desperdician.
- 1.300 millones de toneladas de los alimentos que se producen para la alimentación humana en el mundo se pierden y/o desperdician.
- 850 millones de personas pasan hambre cada día.
- 250 km3 es el volumen total de agua que se utiliza cada año para producir los alimentos que se pierden o desperdician equivale al caudal anual del río Volga en Rusia, o tres veces el volumen del lago de Ginebra.
- 105 kg de alimentos al año se desperdician per cápita en los países industrializados.
- Los consumidores de los países industrializados desperdician casi la misma cantidad de alimentos (222 millones de toneladas) que la producción de alimentos neta total del África subsahariana (230 millones de toneladas).
Como podemos comprobar la información es necesaria, es fundamental, no ya porque así lo determinan nuestras normas o acuerdos, ya sean nacionales como internacionales, sino porque es una demanda ciudadana y el consumidor quiere saber.
El desperdicio ocurre en todos los procesos de producción, cultivo, procesado, distribución y consumo. Es decir, tanto los agricultores, como las compañías, los restaurantes, así como los consumidores, tienen responsabilidad en la cantidad exorbitante de comida que se pierde.
Tomar responsabilidad social en el mundo
Esto ocurre mientras existen 821 millones de personas que padecen de hambre en el mundo. Una de cada nueve personas sufre de inseguridad alimentaria, pero en realidad se producen alimentos más que suficientes para todos.
Por cuarto año consecutivo, el hambre sigue aumentando en el mundo. Estamos volviendo a los niveles de hace una década, es hora de redoblar esfuerzos para lograr el objetivo global del Hambre Cero.
Actuar no es una opción, es un paso necesario para un futuro sostenible para todos.
Una de las mayores acciones que se pueden realizar para llegar al Hambre Cero, es acabar con el desperdicio.
Responsabilidad Social al Desperdiciar Comida
Es impresionante que se pierda tanta comida, especialmente con tanta pobreza en el mundo y el costo que genera a las ciudades y municipalidades deshacerse de esos residuos.
El desperdicio es oro, y se puede hacer mucho dinero con él. Pero esto depende de la voluntad, la tecnología y las políticas, que deben combinarse para lograr ese fin.
Además, se puede convertir también en una mayor cantidad de puestos de trabajos.
“La alimentación no tiene desperdicio” persigue tres objetivos principales:
- Establecer prácticas de prevención y eficiencia a lo largo de toda la cadena alimentaria, que posibiliten el aprovechamiento de los recursos.
- Sensibilizar y concienciar a la sociedad sobre el problema y la necesidad de reducir el desperdicio alimentario.
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