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La primera fase del aprendizaje: Etapa sensoriomotora en la teoría de piaget

La etapa sensoriomotora es la primera de las cuatro fases que Jean Piaget, renombrado psicólogo suizo, describió en su teoría del desarrollo cognitivo. Esta etapa es crucial, ya que marca el inicio de la evolución intelectual en los seres humanos, abarcando desde el nacimiento hasta aproximadamente los dos años de edad. Durante este periodo, los infantes construyen una comprensión del mundo a través de sus sentidos y acciones motoras, lo que fundamenta las bases para un desarrollo cognitivo más complejo en las fases posteriores.

Características principales de la etapa sensoriomotora

La etapa sensoriomotora se caracteriza por la interacción constante entre el bebé y su entorno. En esta fase, el niño no tiene un sentido innato del yo o del mundo externo como algo separado de él. Todo lo que percibe es procesado a través de la acción física, y su aprendizaje depende de la experiencia sensorial inmediata. El niño experimenta, toca, escucha, saborea y observa el mundo que lo rodea. Cada nueva interacción con su entorno le proporciona información crucial para el desarrollo de sus habilidades cognitivas.

Subetapas de la etapa sensoriomotora

La etapa sensoriomotora está dividida en seis subetapas que detallan el progreso del niño en su capacidad para interactuar y entender el entorno:

  1. Reflejos innatos (0-1 mes): En este periodo inicial, el bebé depende exclusivamente de reflejos automáticos para interactuar con el mundo. Estos reflejos incluyen acciones como succionar, agarrar y buscar. Los reflejos proporcionan las primeras formas de interacción con el ambiente, siendo fundamentales para la supervivencia.

  2. Reacciones circulares primarias (1-4 meses): El bebé comienza a repetir acciones simples que encuentra placenteras o interesantes. Estas acciones, conocidas como reacciones circulares, son movimientos que el bebé descubre por accidente y repite por el placer que le generan. Por ejemplo, puede succionar su pulgar una vez por casualidad y luego repetir la acción porque le resulta reconfortante.

  3. Reacciones circulares secundarias (4-8 meses): A medida que el bebé explora más su entorno, empieza a realizar acciones repetitivas dirigidas a objetos externos. Esto marca el inicio de la comprensión de que puede influir en el mundo exterior. Por ejemplo, al agitar un sonajero, el bebé se da cuenta de que genera un sonido, y repetirá esta acción para producir el ruido nuevamente.

  4. Coordinación de esquemas secundarios (8-12 meses): En esta fase, el bebé comienza a coordinar diferentes esquemas sensoriomotores para alcanzar un objetivo específico. Esto implica un grado más avanzado de comportamiento intencional. El infante ya puede comprender que ciertos medios pueden llevar a fines específicos, como empujar un juguete fuera de su camino para alcanzar otro.

  5. Reacciones circulares terciarias (12-18 meses): Aquí, el niño se convierte en un pequeño «científico», experimentando activamente con su entorno para ver qué resultados obtendrá. Esta fase implica exploración activa e intentos de resolver problemas a través de la variación de acciones. Por ejemplo, un niño puede dejar caer un objeto repetidamente, pero desde diferentes alturas o ángulos, para observar los diferentes resultados.

  6. Inicio de la representación mental (18-24 meses): Hacia el final de la etapa sensoriomotora, los niños desarrollan la capacidad de formar representaciones mentales de objetos y eventos. Esto les permite anticipar resultados y resolver problemas sin la necesidad de realizar acciones físicas. También es en este punto que los niños desarrollan la permanencia del objeto, la comprensión de que los objetos continúan existiendo incluso cuando no son visibles.

Importancia de la permanencia del objeto en el desarrollo cognitivo

Uno de los hitos más importantes de la etapa sensoriomotora es el desarrollo de la permanencia del objeto, que generalmente se alcanza entre los 18 y 24 meses. La permanencia del objeto es la comprensión de que los objetos y las personas existen incluso cuando no están a la vista. Antes de este desarrollo, los niños actúan bajo la premisa de que, si no pueden ver algo, simplemente deja de existir. Es por eso que los juegos como «esconder y revelar» son tan fascinantes para los bebés: cuando el adulto se cubre la cara, el bebé asume que ha desaparecido.

Este avance en la comprensión cognitiva permite que los niños desarrollen una mayor capacidad para recordar y anticipar eventos, lo cual es un precursor importante para el desarrollo de habilidades cognitivas más complejas, como el lenguaje, la memoria y la resolución de problemas.

Relación entre la etapa sensoriomotora y el desarrollo motor

El desarrollo motor es una parte crucial de la etapa sensoriomotora, ya que los niños dependen de sus movimientos físicos para explorar y entender su entorno. Desde los primeros reflejos involuntarios hasta la capacidad de caminar y manipular objetos, el progreso en las habilidades motoras está intrínsecamente ligado al desarrollo cognitivo. Los movimientos voluntarios, como alcanzar y agarrar, permiten a los niños interactuar más activamente con su entorno, lo que a su vez promueve el aprendizaje y el desarrollo de esquemas mentales.

La etapa sensoriomotora y la teoría de Piaget en el contexto educativo

El trabajo de Piaget ha tenido un impacto profundo en el campo de la educación y la psicología del desarrollo. En el contexto educativo, la etapa sensoriomotora subraya la importancia de proporcionar un entorno rico en estímulos sensoriales y oportunidades para la exploración física. Los juguetes que permiten a los niños experimentar con formas, sonidos, texturas y movimientos son fundamentales para fomentar un desarrollo cognitivo saludable en esta fase temprana.

Los educadores y cuidadores deben reconocer que los niños en la etapa sensoriomotora aprenden mejor a través de la exploración activa. Proporcionarles la libertad de moverse, tocar y explorar su entorno promueve un desarrollo más integral, preparando el terreno para las etapas posteriores de la teoría de Piaget, donde el pensamiento simbólico y lógico comenzará a desarrollarse.

En resumen, la etapa sensoriomotora es fundamental en el desarrollo cognitivo de los niños, pues establece las bases para las habilidades que se desarrollarán en las etapas posteriores. A través de la interacción con su entorno, los niños comienzan a formar un entendimiento básico del mundo que los rodea, desarrollando esquemas mentales y comprendiendo conceptos esenciales como la permanencia del objeto. Reconocer la importancia de esta fase y proporcionar entornos ricos en estímulos es crucial para asegurar un desarrollo cognitivo óptimo en los primeros años de vida.

Originally posted 2024-10-16 10:00:00.

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